Cuando se sueña con el alma abierta es como tratando de encontrar la paz subliminal que se nos esconde a diario. Tratando de ser mejores que antes y vivir.
Cuando se quiere llegar lejos, tan lejos como sea posible es como el reflejo de lo que queremos, podemos y debemos ser.
Yo he querido ser feliz. Alcanzar mis sueños, los que busco incansable día a día, para lograr ser el hombre que quiero ser. Se me olvidó lo bello de vivir. Se me olvidó que soy humano y necesito amor. He perdido la mitad de mi vida tratando de encontrar felicidad en lujos y placeres y ahora no se en donde está. Por querer ser lo que la sociedad quiere que sea, por vivir elaborando una vida ficticia rodeada de hipocresía y vanidades. Se me olvidó lo que quería en la vida. Se me olvidó que quiero ser eternamente un niño, que quiero ser libre como lo era antes de caer en esta desesperada evolución que algunos llaman madures pero mas bien es la perdida de la inocencia, los sueños, la energía de vivir y las ansias de ser uno mismo. Se me olvidó que quiero amar hasta que me ahogue de satisfacción y pasiones y que no quiero ser una simple copia estereotipada de la sociedad “correcta”, que quiero mis propios valores. Se me olvidó que una mirada de afecto es un milagro que sana heridas. Se me olvidó que un abrazo vale más que mil palabras.
Se me olvidó lo que era y lo que soy, que el amor el lo mas hermoso en la vida, que amar es la única y verdadera razón de mi existir, que una caricia con ternura es la vida en un instante.
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